Hacia una educación ambiental basada en el paradigma emergente

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By Mg. Giovanna Elizabeth Asmat Nole

Tres grandes temas son las principales preocupaciones del mundo actual: la Pobreza, la Violencia y el Medio Ambiente, no sólo desde la reflexión de teóricos, humanistas, políticos, etc., sino también desde las agendas internacionales, que los han posicionado como prioridades básicas.

Sin embargo, la búsqueda de soluciones entre los gobernantes y líderes se ha hecho a través de acuerdos declarativos tomados en cónclaves verticales y excluyentes. Estos acuerdos incumplidos intentan un cambio desde arriba, pero creemos que nada significativo se podrá́ lograr si el cambio no se aborda desde dentro, desde las conciencias.

La solución de los problemas debe partir de la consolidación de una nueva cultura, espacio en el cual la educación tendría que ser reconocida y valorada como un factor clave o, porque no decirlo, decisivo. Lo primero que debe cambiar es el actual modelo de persona con una actitud pasiva frente a la problemática y a las alternativas para el desarrollo.

Es necesario propiciar un modelo de persona cuyos rasgos característicos deben basarse en los principios del nuevo paradigma emergente. Esté se contrapone al paradigma vigente, con el que el mundo entero se mueve y se desarrolla: el paradigma economicista. Se le denomina “economicista” porque pone la variable económica por encima de todo.

El desarrollo se mide a través de números, dicho de otro modo, a través del poder adquisitivo o el per cápita. Este paradigma frio e inhumano se construyó́ en base de 3 pilares: Modernización, Industrialización y Occidentalización. El primer pilar, el que nos trae trágicas consecuencias, se basa en que la economía funciona en base al consumo.

Producir objetos novedosos para que el mercado se regenere, pero, al momento de adquirirlos, nadie se pregunta dónde van esos objetos que son cambiados por los nuevos. El segundo pilar, se basó́ en un elemento perverso. Se concibió́ a la naturaleza como materia prima para el hombre. No hay vinculo espiritual entre la naturaleza y el hombre.

La matriz energética hegemónica está formada por carbón y petróleo, los que son altamente contaminantes. Asimismo, la industria generó productos que son dañinos para el ser humano como por ejemplo el cigarrillo. A pesar de que su consumo es mortal, las tabacaleras no renuncian a sus ganancias. Esta frialdad con la que los empresarios actúan genera costos altos a nuestra sociedad y al medio ambiente.

El último pilar ha consolidado la hegemonía norteamericana. Ha transmitido valores, pautas y modelos a nuestra sociedad. Hay una gran tendencia a copiar dietas y estilos de vida para satisfacer “necesidades” sin medir consecuencias. Esto genera contaminación, deforestación y extinción de los ecosistemas.

Por tanto, urge el nacimiento de un nuevo ser, el eco-ciudadano, con las características basadas en el nuevo paradigma emergente, con el criterio de sustentabilidad, interculturalidad, con gran capacidad humana y que respete los derechos de los demás. El eco-ciudadano consume sin perjudicar y posee habilidades y capacidades – intelectuales y afectivas, de relaciones interpersonales positivas y de inserción y actuación social – para enfrentarse a problemas de la sociedad.

El eco-ciudadano es capaz de desarrollar sus capacidades básicas, científicas y tecnológicas conociendo sus deberes y derechos, y ayuda a que los demás las desarrollen sin causar perjuicio, Es decir, que las personas deben conocer y tomar conciencia de sus problemas hasta convertirse en sujeto de preocupación social con solidaridad y equidad social, que posibilite el cambio hacia una actitud positiva frente a la conservación del medio ambiente.

Desde el marco cultural más amplio, una educación critica en lo ambiental debe saber elegir qué es lo que va a conservar y lo que va a cambiar en la cultura (actitudes) para proteger el medio ambiente. Es aquí́ donde se les encarga la gran labor a los docentes. Se les deposita la confianza del gran cambio y del nacimiento de nuevas generaciones.

El Perú́ será́ uno de los países más afectados por el cambio climático, pero su condición de país multiétnico, multicultural y biodiverso lo hace más propicio para implementar una Educación Ambiental, que forme un ciudadano que piense, actúe y decida como ser perteneciente a una dimensión socio-medioambiental que inexorablemente debe marchar en armonía. Ese es el reto de la nueva educación para el mundo y en especial para un Perú́ que nos brinde las posibilidades de realización como seres humanos.