El presidente estadounidense, Trump, ha anunciado planes para una nueva “clase Trump” de buques de guerra, lo que marca el inicio de una expansión naval y señala un mayor escrutinio de los contratistas de defensa por retrasos en la producción y sobrecostos.
Trump dijo que los nuevos buques de guerra serían más grandes, más rápidos y “100 veces más poderosos” que cualquier cosa construida antes, formando la pieza central de lo que llamó una “Flota Dorada” ampliada destinada a fortalecer el dominio naval de Estados Unidos.
El programa comenzará con dos barcos y se espera que crezca hasta entre 20 y 25 barcos. El primero de la clase será bautizado como USS Defiant.
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El anuncio representa el último ejemplo de un presidente que cambia el nombre de un aspecto del gobierno federal a su imagen. Trump, que anteriormente criticó la apariencia de los buques de guerra estadounidenses, participará personalmente en el diseño.
Dijo que el barco pesará más de 30.000 toneladas, más grande que el destructor actual, y estará equipado con la última tecnología, incluida inteligencia artificial y láseres de energía dirigida.
“No hemos construido un buque de guerra desde 1994. Estos barcos avanzados serán algunos de los buques de guerra de superficie más letales… aparte de nuestros submarinos”, dijo Trump el lunes.
Algunos funcionarios estadounidenses han advertido que el fracaso en la construcción de nuevos buques de guerra en los últimos años ha dado una ventaja a China, su rival económica y militar. Trump restó importancia a la influencia de China en la decisión, diciendo que la expansión era “contra todo”.
Dijo que la expansión naval también iría acompañada de una renovada presión sobre los contratistas de defensa para acelerar la producción y reducir costos.
Dijo que se reuniría con las principales empresas de defensa la próxima semana para abordar los retrasos y los sobrecostos, y para examinar si la compensación de los ejecutivos, las recompras de acciones y los dividendos contribuyeron a no alcanzar los objetivos de producción.
“No queremos que los ejecutivos ganen 50 millones de dólares al año, emitan enormes dividendos para todos y también recompren” mientras producen el F35 y otros aviones, dijo Trump.
Reuters informó la semana pasada que la administración estaba planeando una orden ejecutiva para limitar los dividendos, las recompras y la remuneración de los ejecutivos de los contratistas de defensa cuyos proyectos superan el presupuesto y se retrasan.
Trump y el Pentágono se han quejado de la naturaleza costosa, lenta y poderosa de la industria de defensa, prometiendo cambios dramáticos que harían más ágil la producción de equipo de guerra.
