El recién designado enviado del presidente Donald Trump a Groenlandia dijo el martes que el gobierno quiere abrir un diálogo con los residentes del territorio semiautónomo danés sobre su futuro, buscando aliviar los problemas provocados por las declaraciones anteriores de Trump sobre el control estadounidense de la estratégicamente importante isla ártica.
El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, nombrado para el cargo de delegado a principios de esta semana, hizo sus primeros comentarios públicos extensos en una entrevista en Fox News. Dijo que la administración no buscaba apoderarse de Groenlandia ni socavar su soberanía, a pesar de la reiteración de Trump de que Estados Unidos debería tomar el control de la isla por razones de seguridad nacional.
“No vamos a conquistar a nadie ni a apoderarnos del país de nadie”, dijo Landry. En cambio, dijo que la atención debería centrarse directamente en el pueblo de Groenlandia. “¿Qué buscan? ¿Qué oportunidades no están teniendo? ¿Por qué no reciben la protección que realmente merecen?”
Los comentarios de Landry contrastan marcadamente con la propia retórica de Trump. El presidente ha argumentado repetidamente que la jurisdicción estadounidense sobre Groenlandia es necesaria para contrarrestar la creciente influencia de Rusia y China en el Ártico y se ha negado a descartar el uso de la fuerza militar para asegurar el control de la región rica en minerales.
El anuncio del nombramiento de Landry ha causado malestar en Dinamarca y Europa, donde los funcionarios han advertido que el lenguaje de Trump amenaza las normas que han gobernado durante mucho tiempo la soberanía nacional.
El ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca dijo el martes que convocaría al embajador de Estados Unidos para conversar, subrayando la seriedad con la que Copenhague ve el tema. La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, y el primer ministro de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen, emitieron una declaración conjunta diciendo que Groenlandia no estaba en venta.
“Hemos hablado antes. Ahora hablamos de nuevo”, afirmó el dirigente. “Las fronteras nacionales y la soberanía nacional están arraigadas en el derecho internacional. Es un principio fundamental. No se puede anexar otro país, ni siquiera con argumentos sobre la seguridad internacional”.
Trump revivió la cuestión de Groenlandia durante su transición presidencial y en los primeros meses de su segundo mandato. En marzo, el vicepresidente JD Vance visitó una remota base militar estadounidense en la isla y acusó a Dinamarca de no invertir lo suficiente en la defensa y la infraestructura de Groenlandia.
Aunque la controversia desapareció de la vista pública en los últimos meses, resurgió en agosto después de que funcionarios daneses convocaron al principal diplomático estadounidense en Copenhague tras informes de que personas vinculadas a Trump habían llevado a cabo esfuerzos encubiertos de influencia en Groenlandia.
Según un funcionario del gobierno danés, la administración Trump no notificó con antelación el nombramiento de Landry. El funcionario habló bajo condición de anonimato para discutir las deliberaciones internas. Un asistente del Congreso dijo que los legisladores tampoco habían recibido detalles oficiales sobre su papel o alcance.
El renovado enfoque de Trump en Groenlandia se produce cuando su administración enfrenta una serie de desafíos de política exterior, incluidos los esfuerzos para preservar un frágil alto el fuego en Gaza y las negociaciones destinadas a poner fin a la guerra de Rusia en Ucrania.
La senadora Jeanne Shaheen de New Hampshire, la principal demócrata en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, cuestionó el enfoque de la administración y advirtió contra el antagonismo de aliados cercanos en un momento de inestabilidad global.
“La soberanía de Groenlandia no es objeto de debate”, afirmó Shaheen. “Dinamarca es un aliado crítico de la OTAN que ha unido fuerzas con Estados Unidos”.
Aún no está claro cómo continuará el acercamiento de Landry o si aliviará las preocupaciones internacionales sobre el interés de larga data de Trump en la región del Ártico.
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