Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, los impuestos y tasas en América del Norte representan alrededor del 15% del precio promedio del billete, mientras que en América Latina algunas estimaciones sitúan esa cifra en hasta el 40%, dependiendo del país. Foto de archivo de James Ross/EPA
29 de octubre (UPI) — Las aerolíneas latinoamericanas advierten que las nuevas tarifas de conexión y los altos impuestos aeroportuarios están elevando las tarifas y podrían desviar el tráfico a otros centros a medida que la región alcanza su nivel más alto de conectividad aérea.
Los líderes de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo dijeron en una reunión reciente en Lima que aunque el sector generó 240 mil millones de dólares en 2024, equivalente al 3,6% del producto interno bruto de la región y proporcionó empleo a 8,3 millones de personas, cargas fiscales “excesivas” amenazan su crecimiento.
El director ejecutivo de la Asociación de Transporte Aéreo, Peter Cerdá, dijo que las aerolíneas son rentables pero operan con márgenes muy reducidos.
“Sólo ganamos 3,40 dólares por pasajero”, dijo Cerdá. Añadió que América Latina sigue siendo la región más cara del mundo en tasas e impuestos, lo que afecta tanto a los vuelos nacionales como a los internacionales.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, los impuestos y tasas en América del Norte representan alrededor del 15% del precio promedio del billete, mientras que en América Latina algunas estimaciones sitúan esa cifra en hasta el 40%, dependiendo del país.
Un ejemplo es el nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima, que planea introducir una nueva tarifa para los pasajeros internacionales en conexión que, según la Asociación de Transporte Aéreo, podría reducir la demanda entre un 3% y un 11%. La medida fue pospuesta hasta diciembre tras las objeciones de la industria turística.
Las tarifas aeroportuarias en la región las fijan las autoridades estatales o los concesionarios privados que operan aeropuertos bajo contratos estatales. Las tasas están incluidas en los precios de los billetes y en el mantenimiento de las terminales, la seguridad y los servicios aeroportuarios, aunque las aerolíneas argumentan que en muchos casos el dinero no se reinvierte en infraestructuras.
Las aerolíneas comparan estos recargos con los “impuestos de hub” y advierten que países como Panamá, cuya economía depende de la conectividad, podrían perder competitividad si gravan a los pasajeros que sólo hacen tránsito.
Otros ejecutivos de la industria coinciden en que volar a América del Sur “no es un lujo turístico”, sino que a menudo es la única forma de conectar regiones separadas por selvas o cadenas montañosas.
Analistas del podcast Altitud describieron a Brasil como “el motor de la aviación de Sudamérica” y señalaron que cualquier desaceleración en su mercado interno afecta directamente a hubs como Lima, Bogotá y Panamá.
Altitud también señaló que Chile, que se extiende por más de 2.400 millas y carece de una red ferroviaria nacional, considera esencial la infraestructura de aviación. Los chilenos toman en promedio más de un vuelo al año, casi el doble del promedio regional.
La asociación de aerolíneas estima que para 2033, el impacto económico de la industria podría alcanzar los 500 mil millones de dólares y 15 millones de empleos si los gobiernos implementan políticas consistentes y predecibles.
Juan Carlos Salazar, secretario general de la Organización de Aviación Civil Internacional, señaló que los 192 estados miembros del grupo han adoptado una hoja de ruta para 2050 con tres objetivos: cero accidentes, cero emisiones netas y conectividad para todos.










