Lo tengo todo y no soy feliz: ¿por qué?

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Sentirte vacío cuando en apariencia lo tienes todo, es más común de lo que piensas. Salud, trabajo, pareja, una familia que te quiere, amigos… todo esto debería bastar, pero por algún motivo que no llegas a entender, no es suficiente, y la tristeza te aleja de esa felicidad que pretendes alcanzar.

Para el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos   esto tiene que ver con el sentido que le damos a la vida. «La búsqueda de felicidad nos hace infelices», afirma la investigadora Emily Esfahani, mientras que «una vida con sentido proporciona, a la larga, un sentimiento de satisfacción más profundo y duradero». E insiste en cuatro elementos: la pertenencia y las relaciones con los demás, un propósito en la vida, un relato coherente sobre nosotros mismos y espacio para la trascendencia.

En esta línea, los estudios muestran que las personas que tienen un sentido en la vida son más resistentes, mejores en los estudios y en el trabajo, e incluso pueden llegar a vivir más. «La felicidad va y viene, lo importante es que cuando vengan circunstancias malas, tengas un sentido que te haga aferrarte a la vida», indica Rizaldos.

Por su parte, la psicóloga Sara Navarrete, especialista en relaciones de pareja y autoestima, considera que, en el caso de las mujeres, «puede ser que tengan un patrón de conducta en el que priorizan al resto, se hayan dedicado durante mucho tiempo a la crianza de los hijos o, por ejemplo, hayan sacrificado mucho por su carrera profesional. Al final esa sensación de sentirse vacía es una señal de que algo está fallando».

Principales causas de no sentirse feliz

– Expectativas demasiado altas. Puede ser que las expectativas que te marcas, la dedicación o el esfuerzo en lo que haces esté siendo demasiado alto. Cuando mantener lo que tienes supone trabajar todo el tiempo con lo que esperan los demás, la exigencia puede ser demasiado alta y resultar agotadora.

– El miedo al fracaso o la incertidumbre. Cuando aparentemente lo tenemos todo, a veces sentimos que no lo merecemos o que ese éxito será efímero y algún día llegará a su fin. Pensar constantemente en que no me lo merezco o que se va a acabar no permite disfrutar del momento.

– Miramos hacia fuera, pero no hacia dentro. Cuando nos olvidamos de nosotros mismos, la felicidad no es completa. Dedicarse a los demás, al trabajo y todo lo demás está bien, pero es imprescindible guardar momentos para nosotras mismas. Sin autoconocimiento, es difícil saber quién somos y lo que queremos de verdad.

Cuando estas causas, compartidas por Navarrete, comienzan a aparecer, aflora la falta de autoestima y llega la apatía, la insatisfacción y esa infelicidad. «Solo a través del autoconocimiento se puede trabajar para que todas las facetas de la vida estén en equilibrio».

Por otra parte, Rizaldos manifiesta que tenemos la tendencia de creer que, al conseguir las metas u objetivos que nos proponemos, seremos más felices. Sin embargo, esto no es así, ya que según llegamos a una meta aparece otra. «Los objetivos no dan contenido a nuestro día a día, solo nos hacen proyectarnos en el futuro y no vivir el momento presente, que es lo realmente importante». «Los valores, por su parte, permiten que exista una conexión y también una coherencia entre lo que se cree, quiere y lo que se hace», añade.

Consejos prácticos para aumentar la felicidad

Laurie Santos, profesora de la Universidad de Yale, imparte un curso en el que presenta cinco comportamientos que nos hacen sentir bien:

1. Socializar. Dedica tiempo a relacionarte con los demás, pues las personas felices pasan mucho tiempo con otros, sobre todo con aquellos que les importan.

2. Ayudar. Pensar en los demás y actuar por ellos. La gente con mayor felicidad pasa más tiempo preocupándose y tratando de ayudar a los demás con buenas acciones, donaciones, regalos… Hacer algo bueno por otra persona eleva el bienestar, pero no te olvides de ti mismo tampoco.

3. Agradecer. Otro punto importante es dedicar tiempo a agradecer lo que uno tiene. A menudo creemos que la felicidad llega a partir de obtener algo, pero los estudios revelan que viene a partir de apreciar lo que ya se tiene. La gente feliz piensa en lo que les va bien o escribe diariamente entre tres y cinco cosas a las que estar agradecido.

4. Deporte y dormir. Hacer ejercicio y tener un buen descanso aumentan la felicidad. Las investigaciones demuestran que 30 minutos de ejercicios cardiovasculares diarios son tan eficientes como un antidepresivo. La actividad física es buena para el cuerpo y para la salud mental, al igual que el sueño.

5. Mindfulness. Por último, ser conscientes forma parte de las herramientas para ser feliz. Estar en el aquí y en el ahora, la atención plena. Y es que pasamos la mayor parte del tiempo pensando en cosas que no pertenecen al presente, como qué vamos a comer mañana, o una conversación que tuviste con tu compañero de trabajo ayer. Esto disminuye la felicidad, por lo que es importante centrarse en el ahora. Se puede lograr dedicando cinco minutos diarios a meditar.

Navarrete recomienda un ejercicio muy sencillo para empezar a trabajar: «Coge un papel en blanco, siéntate en un lugar cómodo y hazte esta pregunta a ti misma: ¿qué necesitas? Y empieza a responder de forma automática, dejando salir de tu subconsciente todo lo que te está paralizando. Puedes crear un ambiente en el que te sientas cómoda, preparar tu bebida favorita o ponerte música. El objetivo es que estés en un lugar que te guste y te sientas tranquila para soltar aquello que te impide ser feliz». (ABC).