Internet está marcando el comienzo de un cambio fundamental que remodelará la forma en que abordamos la conectividad y el diseño de redes.
En el centro de esta transformación está el surgimiento de la IA agente: sistemas autónomos que actúan, toman decisiones y realizan transacciones en línea, no como sustitutos de los clics humanos, sino como actores digitales independientes que orquestan recursos y servicios a la velocidad de las máquinas.
Analista Principal de Soluciones en Cisco ThousandEyes.
La IA agente está cambiando los requisitos fundamentales del ecosistema de red. Los puntos de referencia de redes tradicionales centrados en el ancho de banda y la latencia se están volviendo inadecuados.
En cambio, las redes deben proporcionar adaptabilidad en tiempo real, inteligencia contextual y mayor resiliencia para soportar patrones de actividad impredecibles impulsados por máquinas.
El usuario principal de la red ya no es la persona que abre la pestaña del navegador; La infraestructura actual debe manejar cientos de llamadas API y agentes autónomos que ejecutan flujos de trabajo complejos e interdependientes en segundos.
Para los proveedores, esto marca un cambio significativo en las expectativas de desempeño, lo que requiere nuevos enfoques para la visibilidad, la orquestación y la optimización de la prestación de servicios.
Redefiniendo el rendimiento de la red
El uso de Internet impulsado por humanos sigue patrones predecibles: los usuarios navegan manualmente por sitios web, abren aplicaciones y realizan solicitudes secuenciales relativamente poco frecuentes.
La IA agente funciona de manera diferente: inicia ráfagas rápidas de llamadas API, agrega datos agregados de múltiples fuentes y ejecuta procesos de varios pasos con una supervisión mínima.
Por ejemplo, un único agente de IA puede consultar la API de reserva de vuelos, la base de datos del hotel, el servicio meteorológico y el procesador de pagos, todo al mismo tiempo y en milisegundos.
Esta transición permite que las redes se optimicen para docenas de conexiones de usuarios hasta la automatización de redes de solicitudes orquestadas que abarcan múltiples servicios y centros de datos.
El volumen y la complejidad de estas interacciones pueden escalar inesperadamente a medida que el agente activa procesos automatizados adicionales.
Esta nueva realidad requiere capacidades de monitoreo adaptativo que vayan más allá de las métricas de desempeño tradicionales para incluir validación de seguridad y pruebas de integridad de datos.
A medida que los agentes toman decisiones y transacciones autónomas a través de sistemas de terceros, las redes deben garantizar transferencias confiables entre dominios y proveedores, manteniendo la precisión y la seguridad independientemente de la complejidad o escala de los flujos de trabajo automatizados.
La infraestructura cambia en dos direcciones
Estos crecientes requisitos están impulsando simultáneamente cambios infraestructurales en dos direcciones.
Los proveedores de nube a hiperescala están ampliando su alcance para brindar servicios troncales para aplicaciones impulsadas por IA y, al mismo tiempo, las demandas de la IA agente de recursos informáticos especializados, cumplimiento normativo y consumo sustancial de energía están acelerando el crecimiento de los centros de datos de IA dedicados y los proveedores de infraestructura especializados.
La evolución de esta infraestructura está creando una arquitectura distribuida similar a una malla donde los datos y la computación fluyen a través de nubes públicas, instalaciones privadas, nodos de borde y puntos finales de IoT.
Un ejemplo de esta tendencia es el creciente número de proveedores especializados en la nube de GPU, a veces llamados neonubes, que ofrecen GPU como servicio sin sistema operativo optimizadas para cargas de trabajo de IA.
Estos proveedores a menudo se enfocan en requisitos específicos que los servicios tradicionales en la nube no pueden abordar de manera eficiente, como configuraciones de hardware específicas, modelos de precios o requisitos de cumplimiento normativo.
Las organizaciones ya no pueden depender de algún monitoreo básico de dependencia; Necesitan una visibilidad integral del panorama en constante cambio de las relaciones de servicio y los flujos de datos.
Del transporte pasivo a la orquestación consciente del contexto
Esta transformación de la infraestructura requiere que las redes evolucionen más allá de simplemente mover datos más rápido. Las redes deben convertirse en participantes activos en la prestación de servicios, implementando políticas que comprendan el contexto de la aplicación y los requisitos comerciales en lugar de actuar como una capa de transporte pasiva.
En un sistema agente, un solo paquete perdido o una conexión degradada pueden desencadenar fallas en cascada a lo largo de los flujos de trabajo automatizados, interrumpiendo los resultados comerciales de maneras que pueden no ser inmediatamente visibles para los operadores humanos.
Por ejemplo, si un agente de IA que gestiona la logística de la cadena de suministro pierde la conexión con una API de precios crítica, con el tiempo puede tomar decisiones de compra subóptimas.
Las redes que soportan IA agente deben implementar conectividad consciente del contexto: hacer cumplir la calidad del servicio en función de la criticidad de las aplicaciones, asegurar los flujos de datos a través de los límites del dominio y proporcionar visibilidad en tiempo real de los flujos de trabajo de los agentes y las interacciones de los servicios.
La medición del éxito de la red puede depender de si los agentes completan sus tareas de forma segura y eficiente de acuerdo con la lógica empresarial, en lugar de simplemente si los datos se mueven rápidamente.
Cada elemento de esta cadena de servicios debe ser visible y controlable, incluso cuando la estructura de esa cadena evoluciona constantemente en función de las decisiones de los agentes y las condiciones externas.
Redes cableadas para la confianza y la inteligencia
La IA agente está remodelando los requisitos de infraestructura de Internet de manera fundamental. La próxima generación de redes digitales se diferenciará no solo por la capacidad bruta o la velocidad, sino por la capacidad de ofrecer inteligencia adaptativa y brindar confianza y visibilidad en un panorama de servicios distribuidos y en evolución.
A medida que las redes pasen de ser infraestructuras pasivas a ser orquestadores activos de valor digital, los proveedores que puedan ofrecer servicios dinámicos, resilientes e inteligentes estarán posicionados para respaldar la economía agente emergente.
El éxito dependerá de la construcción de sistemas que puedan comprender, adaptar y gestionar las interacciones complejas y automatizadas que definirán cada vez más cómo fluye el valor a través de Internet.
La transición ya está en marcha. La pregunta ahora es qué métodos de diseño de red y prestación de servicios resultarán más eficaces para respaldar este nuevo paradigma.
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