
Los AirTags son pequeños dispositivos desarrollados por Apple que permiten localizar objetos personales con gran precisión. Aunque a simple vista parecen simples llaveros tecnológicos, detrás de su funcionamiento se encuentra la avanzada tecnología de banda ultraancha (UWB), una innovación que está revolucionando el rastreo inteligente.
Estos rastreadores están diseñados para ayudarte a encontrar objetos cotidianos como llaves, mochilas, billeteras o incluso bicicletas. Funcionan exclusivamente con iPhones que incorporan el chip U1, disponible a partir del iPhone 11 en adelante. Esto permite a los usuarios conocer la ubicación exacta del AirTag mediante la aplicación Find My, que ya permite rastrear otros dispositivos Apple como iPhones, iPads o Macs enlazados a la misma cuenta.
La ventaja de los AirTags es que permiten incluir en el ecosistema de Apple aquellos objetos que no son “inteligentes” de por sí. Una vez vinculado a tu iPhone, puedes asignar un nombre al objeto con el que se asocia el AirTag. Así, si has colocado uno en tus llaves, siempre sabrás su ubicación actual o la última conocida gracias al mapa de la app.
Cuando el AirTag se encuentra dentro del rango de Bluetooth, también puede emitir un sonido para facilitar su localización, ideal para encontrar objetos que están escondidos en casa, como entre los cojines del sofá.
Además de su funcionalidad básica, estos dispositivos cuentan con una batería tipo botón que dura aproximadamente un año y puede ser reemplazada fácilmente. También son resistentes al agua —pueden sumergirse hasta un metro durante 30 minutos—, lo que los hace ideales para el uso diario. Y por si fuera poco, incorporan tecnología NFC. Esto significa que, si alguien encuentra un objeto con un AirTag, puede escanearlo con un móvil (iPhone o Android) y ver a quién pertenece, siempre que se haya activado el modo perdido. En ese caso, aparecerá un mensaje personalizado y un número de contacto.
Ahora bien, la clave detrás del rastreo preciso de los AirTags es la tecnología de banda ultraancha o UWB. Este tipo de conexión inalámbrica tiene décadas de historia, pero solo recientemente ha comenzado a utilizarse con mayor frecuencia en dispositivos de consumo. Fabricantes como Apple, Samsung o Xiaomi apuestan por esta tecnología como una evolución del Bluetooth tradicional.
La UWB opera en frecuencias que superan los 500 MHz de ancho de banda, lo que le permite transmitir grandes cantidades de datos a velocidades muy superiores al Bluetooth. Por ejemplo, mientras Bluetooth 5.0 puede alcanzar hasta 2 Mbps, la UWB puede llegar a 1,6 Gbps a distancias cortas, y hasta 110 Mbps a unos 10 metros. Esta diferencia convierte a la UWB en una “autopista de datos”, ideal para conexiones rápidas y precisas.
El objetivo a largo plazo de esta tecnología es ambicioso: reemplazar al Bluetooth en muchos de sus usos. Su precisión es especialmente útil en entornos donde conocer la ubicación exacta en tiempo real es fundamental, como en la localización de objetos con los AirTags.
En resumen, los AirTags representan una solución innovadora para quienes buscan tener un mayor control sobre sus pertenencias, combinando la sencillez de uso con una tecnología de vanguardia. A medida que la banda ultraancha continúe ganando terreno, es probable que veamos su integración en más dispositivos y aplicaciones en los próximos años.