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Argentina apuesta por ‘RIGI’ para revertir décadas de desconfianza de los inversores

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Argentina apuesta por ‘RIGI’ para revertir décadas de desconfianza de los inversores

El presidente estadounidense Donald Trump (izq.) da la bienvenida al presidente argentino Javier Millay en la Casa Blanca en Washington el 14 de octubre. Miley busca apoyo e inversión extranjera. Foto de Will Oliver/EPA

BUENOS AIRES, 30 de octubre (UPI) — El Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) es uno de los pilares clave del plan económico del presidente argentino Javier Millay. Un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario indicó que las inversiones proyectadas bajo el programa ascienden a 33.900 millones de dólares en un período de cinco a 10 años.

De esta cantidad, el 46,5% (15.700 millones de dólares) ya ha sido aprobado en ocho proyectos. La incorporación más reciente es la de la canadiense McEwen Copper, que planea invertir 2.700 millones de dólares en la mina de cobre Los Azules.

El 53,5% restante todavía está bajo revisión, y hasta ahora sólo se ha rechazado un proyecto por valor de 273 millones de dólares. Se trata del proyecto “Mariana” de la china Ganfeng Lithium, que comenzó a producir cloruro de litio en Salta a principios de este año.

“La energía y la minería son los principales sectores entre las aplicaciones de RIGI. Juntos representan el 98,3% del total hasta el momento, con el 64,8% en minería y el 33,5% en energía. Completan el total la inversión en infraestructura portuaria y acero, cada uno de los cuales representa alrededor del 0,9% de todas las aplicaciones”, dice el informe.

RIGI tiene como objetivo brindar condiciones estables y un marco tributario sustentable para que tanto las inversiones extranjeras como las argentinas puedan desarrollarse en un entorno más favorable.

“Argentina es un país que ha incumplido reiteradamente sus compromisos”, afirmó Gonzalo Brest, socio fiscal y jurídico de KPMG Argentina. Por eso la medida busca abordar un problema de larga data en el país relacionado con la falta de confianza de los inversionistas, afirmó.

Los beneficios de RIGI actúan en dos niveles. Uno es la estabilidad cambiaria, fiscal y aduanera durante 30 años. El Estado no puede cambiar el estatus otorgado bajo RIGI durante este período.

“Esto proporciona un grado de seguridad necesario para las inversiones a largo plazo”, afirmó Brest.

Además, hay importantes reducciones de impuestos.

“Eso no significa que no pagarán impuestos, pero los pagarán a un nivel mucho más razonable”, dijo Brest.

“RIGI enfrenta dos de los problemas de larga data de Argentina. Uno es la falta de confianza de los inversionistas y el otro es una fuerte carga tributaria. Ahora estas condiciones se han reducido y se mantienen desde hace 30 años”, afirmó.

Brest señaló que los proyectos aprobados representan inversiones importantes, cada una de las cuales supera los 200 millones de dólares (la cantidad mínima requerida para calificar).

“La mayoría de los proyectos aprobados son en áreas estratégicas para el país”, afirmó.

“RIGI es un marco que cubre muchos sectores de la economía, pero los proyectos presentados hasta ahora se centran principalmente en tres: energía, minería y petróleo y gas”, añadió.

El informe del BCR señala que de los $11.300 millones invertidos en proyectos energéticos, $6.900 millones correspondieron a un proyecto de licuefacción de gas natural de Southern Energy, propiedad de Pan American Energy y Golar LNG. El proyecto cuenta con fondos noruegos y argentinos.

Otro emprendimiento, el proyecto Oleoducto Sur Vaca Muerta, reúne a las principales empresas energéticas del país con una inversión de 2.500 millones de dólares.

Juntos, los dos proyectos representan el 83% de las inversiones energéticas de RIGI.

Santiago Liaudat, investigador de la Universidad Nacional de La Plata, dijo que el objetivo del programa es en gran medida atraer inversionistas extranjeros e impulsar las ventas en el exterior.

“El objetivo es argumentar que RIGI creará condiciones favorables para la inversión extranjera, la creación de empleo y el crecimiento de las exportaciones. Se argumenta que la inseguridad jurídica, la inestabilidad y el exceso de regulación de Argentina son las razones por las que la inversión extranjera no llega al país”, dijo.

Liaudat dijo que algunos de esos argumentos son válidos y justifican un régimen de incentivos especial, pero no estaba tan seguro sobre la creación de empleo.

“Pero no hay garantía de que RIGI cree empleos locales. De hecho, no especifica en ninguna parte que la inversión deba ir acompañada de la creación de empleo”, afirmó.

También afirmó que la iniciativa no incluye incentivos a la inversión para crear demanda de bienes de capital o intermedios dentro del país.

“Podría ser una inversión que simplemente importa todo lo que necesita para su proceso productivo. En consecuencia, genera competencia desleal para el sector industrial argentino”, afirmó.

“Estos actores, que forman parte de la RIGI, podrían importar tecnología, bienes de capital y bienes intermedios sin pagar impuestos. Este régimen tendría el efecto no deseado de dañar el tejido productivo argentino. Además de promover la creación de empleo, podría afectar el empleo local”, afirmó.

“Los grandes capitales, todos los grandes capitales extranjeros, ya que hay pocas empresas en Argentina que puedan invertir más de mil millones de dólares, disfrutarán de excelentes condiciones de inversión a expensas del capital argentino que no puede beneficiarse de esas mismas ventajas”, afirmó.

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