Sin embargo, cuando Mina consideró por primera vez convertirse en biatleta y soñó con competir en los Juegos Paralímpicos de Invierno, la reacción de algunos sectores fue tibia.
“Cuando me embarqué en este viaje y comencé a hacer preguntas, recibí una ‘respuesta de Eddie el Águila'”.
Se refería a Eddie “The Eagle” Edwards, el primer británico en competir en salto de esquí en los Juegos Olímpicos de Invierno.
Edwards terminó en un distante segundo lugar en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1988, y aunque algunos despreciaron al yesero con gafas, capturó los corazones de millones de espectadores de televisión en todo el mundo y sus aventuras fueron el tema de una película de 2016.
Pero, al igual que Eddie el Águila, Mina se atrevió a soñar y la idea que surgió en la cafetería se hizo realidad.
“Creo que la gente piensa que soy bueno en eso”, dijo. “Desde el principio se habló mucho de ‘no regalamos chándales’.
“Pronto tuve a mi alrededor un grupo de personas que estaban entusiasmadas con la idea. Pudimos ver la viabilidad de un proyecto transfronterizo”.
Mina había sido miembro del equipo británico de remo hasta 2016, pero competir en los Juegos Olímpicos de Invierno hace unos años provocó un cambio.
“En 2014 me enviaron a Rusia para vivir los Juegos Paralímpicos como parte de un programa de incentivos”, dijo. “Allí presencié la competición de biatlón.
“Me inspira el hecho de que este deporte abarca todas las facetas de lo que se necesita para ser un atleta: gran capacidad aeróbica, habilidad técnica para esquiar, toma de decisiones para disparar. Estás practicando este deporte en un entorno increíblemente duro al otro lado del mundo”.
